El Oso Pomposo

Cuento para foltalecer el autoestima

En esta ocación en nuestro Club de Lectura,  nos divertimos leyendo El Oso Pomposo de Marisa Alonso Santamaría. Aprendimos el valor de ser nosotros mismos, ya que  el siguiente relato nos transmitió que no hay que cambiar para agradar a otras personas. Si no, ¡Hay que quererse tal y como somos!

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Cuento

En el bosque estaban de fiestas. Las flores y árboles lucían erguidos en todo su esplendor formando bonitos escaparates. Esa noche había una verbena y todos los animales acudían al claro del bosque, muy contentos, con sus mejores galas.

Todos vieron llegar a Oso Pomposo por la senda: grande, peludo, vestido con unas mallas rosas, pulseras y collares de colores y pendientes en las orejas. Algunos lo miraban sonriendo y se daban codazos al verlo pasar por su lado, pero Oso Pomposo se propuso disfrutar de la noche y no hacer caso de las miradas burlonas.

De repente:

– ¡Tú! ¿Dónde vas así vestido? – escuchó a su espalda.

Oso Pomposo se volvió y vio al lobo furioso.

– ¿Es a mí? – dijo extrañado.
– ¡Estás haciendo el ridículo! ¡Vete de aquí! – repitió el lobo.
– ¡No estoy haciendo nada! ¡Déjame disfrutar de la verbena!

Entonces el lobo sacó los colmillos y se acercó a él amenazadoramente.

– ¡Largo de aquí! ¡No eres bienvenido!
– ¡Yo no estoy haciendo nada malo! ¡Visto como quiero! – le contestó Oso Pomposo, retrocediendo ante la agresividad del lobo.

Los animales del bosque que estaban presenciando la escena, se fueron arremolinando alrededor.

– ¿Por qué no dejas a Pomposo en paz? ¡No hace daño a nadie vistiendo así! – dijo un joven zorro alzando la voz.

El lobo lanzó una mirada fulminante al zorro.

– ¿Quién te has creído que eres? ¡Zorro enano! – le gritó, olvidándose por un momento de Oso Pomposo.
– ¡Un pequeño zorro que no dice más que la verdad! – dijeron los padres del zorro apoyando a su hijo.
– ¡Cada uno viste como quiere! – dijeron las culebras y serpientes.
– ¡No hace daño a nadie! – dijeron los búhos y lechuzas.
– ¿Por qué no lo dejas en paz? – hablaron las polillas y mariposas.
– ¡Basta ya! ¡Queremos disfrutar de la noche! – dijeron los sapos y ranas saltando valerosamente delante de Pomposo para protegerlo.

Ante la avalancha de protestas el lobo no tuvo más remedio que agachar las orejas y se fue muy enfadado.

La música volvió a sonar, y todos, también Oso Pomposo, disfrutaron de la verbena.

Atora: Marisa Alonso Santamaría

Conoce a los narradores
Fernando Jaros
Tutor